“FEMINAE”

SÍLVIA ALCALÁ


Desde hace un tiempo destaca en mi pintura una iconografía insistente: la mirada humana y en concreto la mirada femenina. Creo, estoy convencida, que llega merecidamente el esperado y ansiado tiempo de lo femenino y si no llega, hemos de forzarlo. He aquí, que mi trabajo se territorializa en estas fronteras, en un activismo sereno y grato y es en la mirada de mis personajes femeninos dónde encuentro esa satisfacción de sentirme plena, al menos en el esfuerzo de contribuir como artista plástica, con mi granito de arena, en la ansiada normalidad que debe existir en la vida y en el mundo en el que vivimos, al menos en el firme intento de luchar por la igualdad de género y erradicar esa grandísima lacra que es la violencia machista.



Mis pinturas, generalmente grandes formatos, presentan personajes femeninos inventados, pues en lo inventado está la universalidad y no la concreción, la heterodoxia y no la ortodoxia. Esta féminas imaginadas, pretenden despertar en cada espectador la determinada meta-narrativa que desee. En realidad se trata de un trayecto de miradas, miradas hieráticas, en ocasiones expresivas, en otras tristes y lánguidas, a veces ilusionantes, frustradas, aventureras, tal vez heroicas, maternales, reivindicativas, incluso contemplativas...amplio catálogo de miradas femeninas.

Mis pinturas, con una premeditada sencillez que no ingenuidad, se manifiestan en una explosión cromática y en una riqueza de medios plásticos procedentes mayoritariamente de tiempos pasados en los que la pintura era un territorio de investigación y experimentación, un territorio en el que privaba con intensidad la emotividad...reconozco que sueño en aquellas vanguardias, aquellos “ismos” del siglo XX que quedaron por la velocidad del hombre ciertamente inconclusas y a merced en ocasiones de tediosas alternativas cuestionables y relativizables.



La “Casa de Cultura” de Crevillent, en mi imaginario simbólico, lúdico y metafórico, deviene también una gran dama, una femineidad con entidad propia, alta, delgada y de mirada extensa y lejana, una mirada antigua, atávica, que se interna en las llanuras, cumbres y valles de estas antiguas tierras alicantinas. Y en su seno, como madre que acoge la vida, mis humildes pinturas, ahora sus hijas, altas y serenas, con su mensaje activo y necesario: las mujeres existimos y creamos la existencia.

Sílvia Alcalá
Pintora


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